martes, 24 de noviembre de 2009

MI PEQUEÑO GUERRERO... YA 8 MESES!!!



Sí, parece que fué ayer, ya mi Patricio cumplió 8 meses el pasado sábado 21 de noviembre!!! Y es mi Guerrero porque ahora que estuvo Hospitalizado, ví en su mirada sus ganitas de salir adelante de su Neumonía.
He de confesar que tuve miedo, me sentía triste pero a la vez era la mamá Osa cuando lo abrazaba y apapachaba, la mamá Leona cuando lo alentaba cada que lo picaban o le daban sus medicinas... pero en la intimidad, cuando lo arrullaba y lo abrazaba eramos sólo Patricio y yo, su mamá.
Cuando algún día leas estas líneas, sabrás cuánto te amo hijo, eres lo mejor que la vida y Dios me han regalado y seguiré al pié luchando por ti, mi pequeño gran tesoro.

Te amo bebé... mi bebé.

lunes, 23 de noviembre de 2009

CIELOS GRISES... DIAS FRIOS...

Me pegan duro los días nublados y también fríos, me hacen sentir triste, aún cuando todo marcha bien en mí y me siento agradecida con el universo. Qué pereza nos da la gente depresiva que necesita el dolor para sentirse viva, mas esto no es depresión sino melancolía y es más fuerte que yo.

En cambio los días lluviosos y fríos cómo me fascinan, con el delicioso caer del aguacero, el agua corriendo por el suelo y el espectáculo de los relámpagos, me resultan mágicos. Y esas mañanas que amanecen con llovizna, cómo se antoja pasarlas con una taza de chocolate, suaves cobijas y abrazando al amor.

Pero estos días como hoy, apagados en pleno otoño, sin frío ni lluvia, me ponen muy sensible y sin ganas de hacer nada más que quedarme en casa viendo Eternal Sunshine of the Spotless Mind o escuchar un playlist con Grizzly Bear, The Frames y Band of Horses ó a Michael Bublé todo el día, algo imposible de hacer por la ajetreada vida de hoy. Sé que suena cursi pero ¿quién no lo es en la melancolía?

De hecho alguna vez leí que la disminución de la luz reduce los niveles de serotonina en el cerebro, causando una baja en el estado de ánimo en muchas personas.

Sin embargo a muchos les encantan los días nublados y fríos, y por el contrario yo recuerdo días radiantes de lo más desconsolados, en especial una mañana hermosa en que estaba sintiéndome muy mal, despidiendo a un ser amado para siempre.

Lo cual me lleva a determinar que los días nublados no son tristes ni los días luminosos felices, todos los días son absolutamente espléndidos por el solo hecho de estar vivos.

Pero esto me sirve para reflexionar en mis pérdidas, recuerdos y el transcurrir del tiempo. Idealizo una vida que no existe, pero sé que puedo intentarla a pesar de las circunstancias, imaginar futuros alternativos y aventuras por venir, sembrar cosas nuevas y meditar en cómo valorar mejor estos cielos grises.